Terapia con caballos

Aprovechar el movimiento del caballo, para estimular músculos y articulaciones, es la base de las llamadas terapias ecuestres o con caballos. Entre ellas se encuentran la Equinoterapia y la Hipoterapia.

La terapia equina se encuentra dentro de la zooterapia, pero integra a ésta, una metodología terapéutica psicoeducativa, basándose en una técnica con asistencia animal, el que desempeña un papel fundamental al funcionar como un poderoso estímulo. Si bien las zooterapias más difundidas son las que involucran perros, gatos y delfines, los caballos son importantísimos, como veremos en esta nota.

Los movimientos de vaivén del caballo, son muy parecidos a los que realiza el cuerpo humano, y esto es aprovechado para tratar a los pacientes, ya que éstos están obligados a reaccionar frente a los estímulos que provoca el trote, y así mismo responder frente a múltiples sensaciones. Con esto se produce una reacción que no es sólo muscular, sino también sensorial, lo que lleva a que el paciente experimente una mejoría global.

La terapia con caballos mejora el equilibrio y la movilidad, por lo que se han demostrado excelentes resultados en personas que sufren de parálisis. Así mismo actúa en el plano de la comunicación y el comportamiento, por lo que también es utilizada en personas con dificultades para adaptarse socialmente.

Esta terapia ecuestre ha demostrado en numerosas ocasiones sus resultados positivos: niños autistas, incapaces de mostrar afecto hacia sus seres más allegados, son capaces de abrazar a su caballo; jóvenes en silla de ruedas han logrado caminar; niños hiperactivos logran alcanzar estados de relajación… son algunos de los «milagros» que el trote de un caballo puede llegar a conseguir.

Podemos mencionar 3 efectos que la equinoterapia e hipoterapia pueden lograr:

Efectos fisiológicos: Aumenta la capacidad de percepción a los estímulos.
Efectos psíquicos: Estimula la atención, la concentración y la motivación frente a otros movimientos. Aumento de la autoestima y de la seguridad en uno mismo.
Efectos físicos: Al poseer el caballo una temperatura corporal y un volumen muy superiores al hombre, otorga una importante transmisión de calor y solidez al ser abrazado y tocado por una persona.

El trote del caballo transmite al jinete un total de 110 movimientos diferentes por minuto, por lo que no hay un sólo músculo al que no se le transmita estímulo. Lo anterior lleva a que el paciente realice movimientos para estirarse, relajarse, mejorar la coordinación y el equilibrio.

El punto que diferencia a la Equinoterapia e Hipoterapia con otras terapias tradicionales, es que es asumida por el paciente como una actividad divertida que se desarrolla al aire libre, lo que influye notablemente en la obtención de resultados positivos

La terapia ecuestre constituye una alternativa de tratamiento para personas de todas las edades, y a continuación mencionaremos en qué casos es beneficiosa:

Discapacidad Visual: Astigmatismo – Cataratas – Ceguera – Celulitis Orbitaria – Desprendimiento de Retina- Distrofia corneal – Glaucoma – Glaucoma de Angulo Abierto – Glaucoma de Angulo Cerrado -Glaucoma Secundario – Hemianopsia – Leucoma corneal – Neuritis Retrobulbar – Retinopatía Diabética – Retinosis pigmentaria.

Discapacidad Física: Acondroplasia – Ataxia de Friedreich – Corea de Huntington – Displasia – Distonía Muscular – Enfermedad de Fahr – Esclerosis Múltiple – Espina Bífida – Hemiplejia – Mal de Parkinson – Mielitis Transversa – Parálisis Cerebral – Paraplejia – Poliomielitis – Síndrome de Gilles de Tourette – Síndrome de Guillain Barré – Tetraplejia.

Discapacidad Síquica: Alzheimer – Depresiones – Discapacidad Mental – Esquizofrenia – Síndrome de Down -Trastornos del desarrollo (Autismo Asperger, Rett).

Discapacidad Auditiva: Alteración de la audición – Hipoacusia – Presbiacusia – Síndrome de Usher – Sordera.

Montar un caballo, rompe el aislamiento de la persona con respecto al mundo, lo que pone al enfermo en igualdad de condiciones con respecto al jinete sano. No cabe duda que montando se consigue superar el temor, mejorar la confianza y la capacidad de concentración; al tiempo que hace perder las tensiones e inhibiciones físicas y emocionales. Es por esto que la terapia ecuestre resulta efectiva no sólo con enfermos, sino también con personas que presentan problemas de inadaptación social.

Gracias a que el caballo es un animal enormemente perceptivo, éste logra variar su comportamiento al diferenciar un paciente de un jinete normal.

Los expertos saben que no se puede pensar que la terapia ecuestre es una cura milagrosa, ya que a pesar de los resultados obtenidos, está considerada como una terapia alternativa y complementaria a las terapias tradicionales.

¿Cómo se desarrolla una sesión de terapia ecuestre?

El primer paso es establecer una relación entre el paciente y el caballo. Esta fase inicial es de suma importancia, ya que con ella debe generarse el necesario clima de confianza entre ambos. Si el paciente no confía en el caballo, no podrá estar relajado sobre él y en consecuencia la terapia será ineficaz.
En estos primeros contactos el paciente deberá acercarse al caballo, acariciarle, darle de comer… es muy importante que se
produzca el contacto físico para que la persona tome conciencia del volumen del animal, de su cuerpo.
Debemos tener claro que el objetivo de la hipoterapia nunca es que el paciente aprenda a montar, simplemente deberá colocarse sobre el caballo, acompañado en todo momento por el fisioterapeuta quien vigilará que se adopten las posiciones que faciliten la circulación sanguínea, mejoren el equilibrio y el sentido espacial.
El paciente deberá ser colocado en la cruz del caballo, lugar donde la columna del animal es más alta (donde el cuello se une con la espalda), en este punto se reciben los movimientos de los músculos anteriores y posteriores, que son los que provocarán el estímulo.

Las formas de asentarse el paciente sobre el caballo pueden ser diversas, dependiendo del tipo de estimulación que se necesite en cada caso (incluso se montará hacia atrás).
Las primeras sesiones tendrán una duración que irá desde los 15 hasta los 30 minutos, dos o tres veces por semana. A medida que el paciente va mejorando, estos tiempos se irán ampliando, llegando a sesiones de una hora.

Antes de montar a caballo, el paciente realizará una sesión de calentamiento, que preparará a los músculos y articulaciones para el siguiente ejercicio físico. También después de montar se harán ejercicios, esta vez con el objetivo de obtener una correcta relajación muscular.

Cuando un nuevo paciente acude a un centro para recibir terapia con caballos, los pasos a seguir serán los siguientes:

– Realización de una evaluación por parte del personal sanitario, quien analizará el grado de afección, determinando si el paciente puede o no montar a caballo.
– Se estudiarán los posibles efectos secundarios, estableciendo en consecuencia un plan de prevención.
– En función de las características de la persona, se desarrollará un plan de trabajo, en el que se planteará qué caballo le conviene así como el programa a realizar por sesiones.

Es función del terapeuta mantenerse totalmente atento a las respuestas dadas por el paciente en función de los movimientos del caballo, ajustándolos para obtener los mejores resultados.

Diferencia entre Hipoterapia y Equinoterapia

LA HIPOTERAPIA a diferencia de la equinoterapia o monta terapéutica, es un tratamiento médico para ayudar a solucionar los problemas físicos y emocionales de cada paciente. El médico indica el diagnóstico y el kinesiólogo(a) busca el mejor aprovechamiento del movimiento del caballo para ejercer el movimiento de tal o tales músculos para lograr las metas previstas por el médico. El paciente de Hipoterapia generalmente no es autosuficiente, en un principio necesita montar junto a su terapeuta, hasta que sus músculos le permitan sostener y equilibrar su cuerpo sobre el caballo. Poner un niño pequeño o adulto impedido de mover su cuerpo o partes de el sobre el caballo, necesita estudios y especialización, hay contra
indicaciones.

LA EQUINOTERAPIA o equitación terapéutica busca cumplir con las metas del jinete, que es mover, controlar su caballo, guiarlo independientemente en sus diferentes aires y hacer diferentes ejercicios y hasta competir. La equinoterapia es un gran ejercicio y ayuda a varios tipos de discapacidades especialmente en lo psicológico y emocional ya que permite a un discapacitado llegar a ser igual o mejor sobre un caballo, que un jinete físicamente normal, en una actividad extremadamente desafiante.

Para obtener texto completo:

http://www.animales.cl/site/verNotaArticulos.asp?IDNota=15

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Aprovechar el movimiento del caballo, para estimular músculos y articulaciones, es la base de las llamadas terapias ecuestres o con caballos. Entre ellas se encuentran la Equinoterapia y la Hipoterapia.

La terapia equina se encuentra dentro de la zooterapia, pero integra a ésta, una metodología terapéutica psicoeducativa, basándose en una técnica con asistencia animal, el que desempeña un papel fundamental al funcionar como un poderoso estímulo. Si bien las zooterapias más difundidas son las que involucran perros, gatos y delfines, los caballos son importantísimos, como veremos en esta nota.

Los movimientos de vaivén del caballo, son muy parecidos a los que realiza el cuerpo humano, y esto es aprovechado para tratar a los pacientes, ya que éstos están obligados a reaccionar frente a los estímulos que provoca el trote, y así mismo responder frente a múltiples sensaciones. Con esto se produce una reacción que no es sólo muscular, sino también sensorial, lo que lleva a que el paciente experimente una mejoría global.

La terapia con caballos mejora el equilibrio y la movilidad, por lo que se han demostrado excelentes resultados en personas que sufren de parálisis. Así mismo actúa en el plano de la comunicación y el comportamiento, por lo que también es utilizada en personas con dificultades para adaptarse socialmente.

Esta terapia ecuestre ha demostrado en numerosas ocasiones sus resultados positivos: niños autistas, incapaces de mostrar afecto hacia sus seres más allegados, son capaces de abrazar a su caballo; jóvenes en silla de ruedas han logrado caminar; niños hiperactivos logran alcanzar estados de relajación… son algunos de los «milagros» que el trote de un caballo puede llegar a conseguir.

Podemos mencionar 3 efectos que la equinoterapia e hipoterapia pueden lograr:

Efectos fisiológicos: Aumenta la capacidad de percepción a los estímulos.
Efectos psíquicos: Estimula la atención, la concentración y la motivación frente a otros movimientos. Aumento de la autoestima y de la seguridad en uno mismo.
Efectos físicos: Al poseer el caballo una temperatura corporal y un volumen muy superiores al hombre, otorga una importante transmisión de calor y solidez al ser abrazado y tocado por una persona.

El trote del caballo transmite al jinete un total de 110 movimientos diferentes por minuto, por lo que no hay un sólo músculo al que no se le transmita estímulo. Lo anterior lleva a que el paciente realice movimientos para estirarse, relajarse, mejorar la coordinación y el equilibrio.

El punto que diferencia a la Equinoterapia e Hipoterapia con otras terapias tradicionales, es que es asumida por el paciente como una actividad divertida que se desarrolla al aire libre, lo que influye notablemente en la obtención de resultados positivos

La terapia ecuestre constituye una alternativa de tratamiento para personas de todas las edades, y a continuación mencionaremos en qué casos es beneficiosa:

Discapacidad Visual: Astigmatismo – Cataratas – Ceguera – Celulitis Orbitaria – Desprendimiento de Retina- Distrofia corneal – Glaucoma – Glaucoma de Angulo Abierto – Glaucoma de Angulo Cerrado -Glaucoma Secundario – Hemianopsia – Leucoma corneal – Neuritis Retrobulbar – Retinopatía Diabética – Retinosis pigmentaria.

Discapacidad Física: Acondroplasia – Ataxia de Friedreich – Corea de Huntington – Displasia – Distonía Muscular – Enfermedad de Fahr – Esclerosis Múltiple – Espina Bífida – Hemiplejia – Mal de Parkinson – Mielitis Transversa – Parálisis Cerebral – Paraplejia – Poliomielitis – Síndrome de Gilles de Tourette – Síndrome de Guillain Barré – Tetraplejia.

Discapacidad Síquica: Alzheimer – Depresiones – Discapacidad Mental – Esquizofrenia – Síndrome de Down -Trastornos del desarrollo (Autismo Asperger, Rett).

Discapacidad Auditiva: Alteración de la audición – Hipoacusia – Presbiacusia – Síndrome de Usher – Sordera.

Montar un caballo, rompe el aislamiento de la persona con respecto al mundo, lo que pone al enfermo en igualdad de condiciones con respecto al jinete sano. No cabe duda que montando se consigue superar el temor, mejorar la confianza y la capacidad de concentración; al tiempo que hace perder las tensiones e inhibiciones físicas y emocionales. Es por esto que la terapia ecuestre resulta efectiva no sólo con enfermos, sino también con personas que presentan problemas de inadaptación social.

Gracias a que el caballo es un animal enormemente perceptivo, éste logra variar su comportamiento al diferenciar un paciente de un jinete normal.

Los expertos saben que no se puede pensar que la terapia ecuestre es una cura milagrosa, ya que a pesar de los resultados obtenidos, está considerada como una terapia alternativa y complementaria a las terapias tradicionales.

¿Cómo se desarrolla una sesión de terapia ecuestre?

El primer paso es establecer una relación entre el paciente y el caballo. Esta fase inicial es de suma importancia, ya que con ella debe generarse el necesario clima de confianza entre ambos. Si el paciente no confía en el caballo, no podrá estar relajado sobre él y en consecuencia la terapia será ineficaz.
En estos primeros contactos el paciente deberá acercarse al caballo, acariciarle, darle de comer… es muy importante que se
produzca el contacto físico para que la persona tome conciencia del volumen del animal, de su cuerpo.
Debemos tener claro que el objetivo de la hipoterapia nunca es que el paciente aprenda a montar, simplemente deberá colocarse sobre el caballo, acompañado en todo momento por el fisioterapeuta quien vigilará que se adopten las posiciones que faciliten la circulación sanguínea, mejoren el equilibrio y el sentido espacial.
El paciente deberá ser colocado en la cruz del caballo, lugar donde la columna del animal es más alta (donde el cuello se une con la espalda), en este punto se reciben los movimientos de los músculos anteriores y posteriores, que son los que provocarán el estímulo.

Las formas de asentarse el paciente sobre el caballo pueden ser diversas, dependiendo del tipo de estimulación que se necesite en cada caso (incluso se montará hacia atrás).
Las primeras sesiones tendrán una duración que irá desde los 15 hasta los 30 minutos, dos o tres veces por semana. A medida que el paciente va mejorando, estos tiempos se irán ampliando, llegando a sesiones de una hora.

Antes de montar a caballo, el paciente realizará una sesión de calentamiento, que preparará a los músculos y articulaciones para el siguiente ejercicio físico. También después de montar se harán ejercicios, esta vez con el objetivo de obtener una correcta relajación muscular.

Cuando un nuevo paciente acude a un centro para recibir terapia con caballos, los pasos a seguir serán los siguientes:

– Realización de una evaluación por parte del personal sanitario, quien analizará el grado de afección, determinando si el paciente puede o no montar a caballo.
– Se estudiarán los posibles efectos secundarios, estableciendo en consecuencia un plan de prevención.
– En función de las características de la persona, se desarrollará un plan de trabajo, en el que se planteará qué caballo le conviene así como el programa a realizar por sesiones.

Es función del terapeuta mantenerse totalmente atento a las respuestas dadas por el paciente en función de los movimientos del caballo, ajustándolos para obtener los mejores resultados.

Diferencia entre Hipoterapia y Equinoterapia

LA HIPOTERAPIA a diferencia de la equinoterapia o monta terapéutica, es un tratamiento médico para ayudar a solucionar los problemas físicos y emocionales de cada paciente. El médico indica el diagnóstico y el kinesiólogo(a) busca el mejor aprovechamiento del movimiento del caballo para ejercer el movimiento de tal o tales músculos para lograr las metas previstas por el médico. El paciente de Hipoterapia generalmente no es autosuficiente, en un principio necesita montar junto a su terapeuta, hasta que sus músculos le permitan sostener y equilibrar su cuerpo sobre el caballo. Poner un niño pequeño o adulto impedido de mover su cuerpo o partes de el sobre el caballo, necesita estudios y especialización, hay contra
indicaciones.

LA EQUINOTERAPIA o equitación terapéutica busca cumplir con las metas del jinete, que es mover, controlar su caballo, guiarlo independientemente en sus diferentes aires y hacer diferentes ejercicios y hasta competir. La equinoterapia es un gran ejercicio y ayuda a varios tipos de discapacidades especialmente en lo psicológico y emocional ya que permite a un discapacitado llegar a ser igual o mejor sobre un caballo, que un jinete físicamente normal, en una actividad extremadamente desafiante.

Para obtener texto completo:

http://www.animales.cl/site/verNotaArticulos.asp?IDNota=15