Actualmente, producto de la pandemia muchas personas han adaptado sus rutinas diarias a estar sentados la mayoría del tiempo frente a una computadora, celular o tablet. Al pasar las horas se desentienden de la posición de sus cabezas sin darse cuenta que la tienen hacia el frente. Cuando la cabeza no está alineada con el resto del cuerpo se produce un mayor estrés en el cuello o columna cervical provocando cervicalgia.

El dolor cervical asociado al estrés suele ser más intenso al final del día. Conforme avanza la jornada laboral, el cuello va aumentando su tensión y los músculos se suelen acortar. En ocasiones es posible que aparezca un cuadro de vértigos o mareos, ya sean con sudoración y náuseas o simplemente que todo dé vueltas.

Otra manifestación típica es la pérdida de movilidad en todas las posiciones y que el paciente debe mirar como si fuera un «robot» hacia los lados, siendo incapaz de rotar el cuello. Si la contractura es realmente importante, es frecuente que haya sensación de calambres y hormigueos hacia los brazos o las manos.

Ejercicio Físico

Con el ejercicio la calidad del sueño será superior, mentalmente podrá tomar mejores decisiones. Puede incluir el trabajo físico personalizado para fortalecer la musculatura cervical mediante el uso de gomas y supervisado por un entrenador personal.

Relajantes musculares

Es la opción química. Como su propio nombre indica, la función es eliminar la contractura de los músculos principales como trapecio y esplenio y reducir la ansiedad que lo provoca.

Recuerde siempre consultar a un médico sobre los posibles efectos secundarios de cualquier medicamento que ingiera.

Fisioterapia

 Ayuda a descargar manualmente y con la ayuda de la tecnología a reducir la contractura, sobre todo para aquellos que tengan una cervicalgia crónica. Seguir las recomendaciones del especialista para realizar actividades diarias de forma correcta, también es una parte importante del proceso preventivo.

Si el cuadro clínico requiere una valoración más detallada, se pueden necesitar una o varias de las siguientes exploraciones: TAC, Resonancia Magnética o un Electromiograma que es el estudio de la conducción nerviosa mediante varias agujas muy finas, que captan los potenciales nerviosos y los transmiten a una pantalla. Para lograr un análisis profundo la mejor opción es asistir donde un especialista y practicarse los exámenes y las terapias correspondientes.