Esclerosis Múltiple

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Definición

Es una enfermedad autoinmunitaria que afecta al sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal).

Causas, incidencia y factores de riesgo
 
La esclerosis múltiple (EM) generalmente afecta más a las mujeres que a los hombres. Lo más usual es que este trastorno aparezca entre los 20 y 40 años de edad, pero se puede observar a cualquier edad.

Se desconoce la causa exacta, pero se cree que resulta de un daño a la vaina de mielina, el material protector que rodea las neuronas. Es una enfermedad progresiva, lo que significa que el daño a los nervios (neurodegeneración) empeora con el paso del tiempo.

 

Además del daño a los nervios, otra parte de la esclerosis múltiple es la inflamación que ocurre cuando las propias células inmunitarias atacan el sistema nervioso. La inflamación destruye la mielina, dejando múltiples áreas de tejido cicatricial (esclerosis). También hace que los impulsos nerviosos se vuelvan lentos o se bloqueen, llevando a los síntomas de la esclerosis múltiple. Los episodios repetitivos, o reagudizaciones, de inflamación pueden darse a lo largo de cualquier área del cerebro o de la médula espinal.

 

Los síntomas varían porque la localización y magnitud de cada ataque también varía. Por lo general, los episodios que duran días, semanas o meses se alternan con períodos de ausencia o alivio de los síntomas (remisión).

 

La recurrencia (recaída) es común, aunque también se puede presentar progresión ininterrumpida sin períodos de remisión.

 

Los investigadores no están seguros sobre qué desencadena un ataque. Los pacientes con esclerosis múltiple generalmente tienen un mayor número de células inmunitarias que una persona sana, lo que sugiere que una respuesta inmunitaria podría jugar un papel. Las teorías más frecuentes acerca de la causa apuntan a un virus o a un defecto genético, o a una combinación de ambos. También parece haber un vínculo genético en la enfermedad.

 

La esclerosis múltiple tiende a ocurrir con más frecuencia en el norte de Europa, el norte de los Estados Unidos, el sur de Australia y en Nueva Zelanda, que en otras áreas. Los estudios geográficos indican que puede existir un factor ambiental relacionado con esta afección.

 

Las personas con antecedentes familiares de esta enfermedad y las que viven en un área geográfica con una incidencia más alta de la misma tienen un riesgo mayor de padecerla. 

Síntomas
  • Disminución en el período de atención 
  • Disminución de la coordinación
  • Disminución de la capacidad de discernir
  • Disminución de la memoria
  • Depresión
  • Dificultad para hablar o entender el lenguaje
  • Mareos
  • Visión doble
  • Molestia en los ojos
  • Dolor facial
  • Fatiga
  • Pérdida del equilibrio
  • Problemas con el movimiento, lentamente progresivo y comenzando en las piernas
  • Atrofia muscular
  • Espasmos musculares (especialmente en las piernas)
  • Espasticidad muscular (espasmo incontrolable de grupos de músculos)
  • Entumecimiento o sensación anormal en cualquier área
  • Dolor en brazos y piernas
  • Parálisis de uno o ambos brazos o piernas
  • Mala pronunciación
  • Hormigueo
  • Temblor en uno o ambos brazos o piernas
  • Movimientos incontrolables y rápidos de los ojos
  • Frecuencia urinaria (necesidad frecuente de orinar)
  • Dificultad para orinar (dificultad para comenzar a orinar)
  • Urgencia urinaria (necesidad intensa de orinar)
  • Escape de orina (incontinencia)
  • Vértigo
  • Pérdida de visión: usualmente afecta un ojo a la vez
  • Disminución de la capacidad para controlar movimientos pequeños
  • Anomalías para caminar/marcha
  • Debilidad en uno o ambos brazos o piernas

Síntomas adicionales que pueden estar asociados con esta enfermedad:

  • Estreñimiento
  • Pérdida de la audición

Nota: los síntomas pueden variar con cada episodio. Pueden durar días y hasta meses, después disminuir o desaparecer, luego regresar periódicamente. Con cada recaída, los síntomas son diferentes ya que se afectan nuevas áreas. La fiebre puede desencadenar o empeorar los episodios, de igual manera que los baños calientes, la exposición al sol y el estrés.

Signos y exámenes 
 
Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden simular muchos otros trastornos neurológicos. El diagnóstico se realiza descartando otras afecciones.

Una historia de por lo menos dos episodios, separados por un período de ausencia o reducción en los síntomas, puede ser un signo de esclerosis múltiple remitente-recurrente.

 

Si el médico puede observar disminución de cualquiera de las funciones del sistema nervioso central (como reflejos anormales), se puede sospechar un diagnóstico de esclerosis múltiple.

 

Un examen neurológico puede mostrar disminuciones localizadas en la función nerviosa, lo cual puede incluir sensibilidad anormal o disminuida, disminución en la capacidad para mover una parte del cuerpo, cambios en el habla o la visión, u otra pérdida de funciones neurológicas. El tipo de déficit neurológico generalmente indica la localización del daño a los nervios.

 

Puede haber un reflejo de Babinski positivo.

 

El examen ocular puede revelar respuestas anormales de la pupila, cambios en los campos visuales o en los movimientos oculares, movimientos oculares rápidos provocados por movimiento del ojo, disminución de la agudeza visual o problemas con las estructuras internas del ojo.

 

Los exámenes que indican o confirman la esclerosis múltiple abarcan:

 

  • IRM de la cabeza
  • IRM de la columna vertebral
  • Punción lumbar (punción raquídea)
  • Exámenes del líquido cefalorraquídeo, incluyendo bandas oligoclonales en LCR  

Tratamiento  

No se conoce cura para la esclerosis múltiple hasta el momento; sin embargo, existen terapias prometedoras que pueden retardar el progreso de la enfermedad. El tratamiento está dirigido a controlar los síntomas y mantener una calidad de vida normal.

 

Los medicamentos utilizados pueden abarcar:

 

  • Moduladores inmunitarios para ayudar a controlar el sistema inmunitario, incluyendo interferones (Avonex, Betaseron o Rebif), anticuerpos monoclonales (Tysabri) y acetato de glatirámero (Copaxone).
  • Esteroides para disminuir la severidad de los ataques en caso de presentarse.
  • Medicamentos para reducir los espasmos musculares, como Lioresal (Baclofen), tizanidina (Zanaflex) o una benzodiazepina
  • Medicamentos colinérgicos para disminuir los problemas urinarios.
  • Antidepresivos para los síntomas del estado de ánimo y comportamiento.
  • Amantadina para la fatiga.

La fisioterapia, la terapia del lenguaje, la terapia ocupacional y los grupos de apoyo también pueden ayudar a mejorar el pronóstico de la persona, reducir la depresión, optimizar su funcionamiento y mejorar la capacidad para manejar el trastorno.

 

Un programa de ejercicio planificado a comienzos del trastorno puede ayudar a mantener el tono muscular.

 

Se recomienda un estilo de vida saludable con una buena nutrición general. Asimismo, el reposo y la relajación adecuados pueden ayudar a mantener los niveles de energía. Se debe tratar de evitar la fatiga, el estrés, las temperaturas extremas y la enfermedad para reducir los factores que pueden desencadenar un ataque de esclerosis múltiple.

La información fue tomada del siguiente sitio:
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Definición

Es una enfermedad autoinmunitaria que afecta al sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal).

Causas, incidencia y factores de riesgo
 
La esclerosis múltiple (EM) generalmente afecta más a las mujeres que a los hombres. Lo más usual es que este trastorno aparezca entre los 20 y 40 años de edad, pero se puede observar a cualquier edad.

Se desconoce la causa exacta, pero se cree que resulta de un daño a la vaina de mielina, el material protector que rodea las neuronas. Es una enfermedad progresiva, lo que significa que el daño a los nervios (neurodegeneración) empeora con el paso del tiempo.

 

Además del daño a los nervios, otra parte de la esclerosis múltiple es la inflamación que ocurre cuando las propias células inmunitarias atacan el sistema nervioso. La inflamación destruye la mielina, dejando múltiples áreas de tejido cicatricial (esclerosis). También hace que los impulsos nerviosos se vuelvan lentos o se bloqueen, llevando a los síntomas de la esclerosis múltiple. Los episodios repetitivos, o reagudizaciones, de inflamación pueden darse a lo largo de cualquier área del cerebro o de la médula espinal.

 

Los síntomas varían porque la localización y magnitud de cada ataque también varía. Por lo general, los episodios que duran días, semanas o meses se alternan con períodos de ausencia o alivio de los síntomas (remisión).

 

La recurrencia (recaída) es común, aunque también se puede presentar progresión ininterrumpida sin períodos de remisión.

 

Los investigadores no están seguros sobre qué desencadena un ataque. Los pacientes con esclerosis múltiple generalmente tienen un mayor número de células inmunitarias que una persona sana, lo que sugiere que una respuesta inmunitaria podría jugar un papel. Las teorías más frecuentes acerca de la causa apuntan a un virus o a un defecto genético, o a una combinación de ambos. También parece haber un vínculo genético en la enfermedad.

 

La esclerosis múltiple tiende a ocurrir con más frecuencia en el norte de Europa, el norte de los Estados Unidos, el sur de Australia y en Nueva Zelanda, que en otras áreas. Los estudios geográficos indican que puede existir un factor ambiental relacionado con esta afección.

 

Las personas con antecedentes familiares de esta enfermedad y las que viven en un área geográfica con una incidencia más alta de la misma tienen un riesgo mayor de padecerla. 

Síntomas
  • Disminución en el período de atención 
  • Disminución de la coordinación
  • Disminución de la capacidad de discernir
  • Disminución de la memoria
  • Depresión
  • Dificultad para hablar o entender el lenguaje
  • Mareos
  • Visión doble
  • Molestia en los ojos
  • Dolor facial
  • Fatiga
  • Pérdida del equilibrio
  • Problemas con el movimiento, lentamente progresivo y comenzando en las piernas
  • Atrofia muscular
  • Espasmos musculares (especialmente en las piernas)
  • Espasticidad muscular (espasmo incontrolable de grupos de músculos)
  • Entumecimiento o sensación anormal en cualquier área
  • Dolor en brazos y piernas
  • Parálisis de uno o ambos brazos o piernas
  • Mala pronunciación
  • Hormigueo
  • Temblor en uno o ambos brazos o piernas
  • Movimientos incontrolables y rápidos de los ojos
  • Frecuencia urinaria (necesidad frecuente de orinar)
  • Dificultad para orinar (dificultad para comenzar a orinar)
  • Urgencia urinaria (necesidad intensa de orinar)
  • Escape de orina (incontinencia)
  • Vértigo
  • Pérdida de visión: usualmente afecta un ojo a la vez
  • Disminución de la capacidad para controlar movimientos pequeños
  • Anomalías para caminar/marcha
  • Debilidad en uno o ambos brazos o piernas

Síntomas adicionales que pueden estar asociados con esta enfermedad:

  • Estreñimiento
  • Pérdida de la audición

Nota: los síntomas pueden variar con cada episodio. Pueden durar días y hasta meses, después disminuir o desaparecer, luego regresar periódicamente. Con cada recaída, los síntomas son diferentes ya que se afectan nuevas áreas. La fiebre puede desencadenar o empeorar los episodios, de igual manera que los baños calientes, la exposición al sol y el estrés.

Signos y exámenes 
 
Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden simular muchos otros trastornos neurológicos. El diagnóstico se realiza descartando otras afecciones.

Una historia de por lo menos dos episodios, separados por un período de ausencia o reducción en los síntomas, puede ser un signo de esclerosis múltiple remitente-recurrente.

 

Si el médico puede observar disminución de cualquiera de las funciones del sistema nervioso central (como reflejos anormales), se puede sospechar un diagnóstico de esclerosis múltiple.

 

Un examen neurológico puede mostrar disminuciones localizadas en la función nerviosa, lo cual puede incluir sensibilidad anormal o disminuida, disminución en la capacidad para mover una parte del cuerpo, cambios en el habla o la visión, u otra pérdida de funciones neurológicas. El tipo de déficit neurológico generalmente indica la localización del daño a los nervios.

 

Puede haber un reflejo de Babinski positivo.

 

El examen ocular puede revelar respuestas anormales de la pupila, cambios en los campos visuales o en los movimientos oculares, movimientos oculares rápidos provocados por movimiento del ojo, disminución de la agudeza visual o problemas con las estructuras internas del ojo.

 

Los exámenes que indican o confirman la esclerosis múltiple abarcan:

 

  • IRM de la cabeza
  • IRM de la columna vertebral
  • Punción lumbar (punción raquídea)
  • Exámenes del líquido cefalorraquídeo, incluyendo bandas oligoclonales en LCR  

Tratamiento  

No se conoce cura para la esclerosis múltiple hasta el momento; sin embargo, existen terapias prometedoras que pueden retardar el progreso de la enfermedad. El tratamiento está dirigido a controlar los síntomas y mantener una calidad de vida normal.

 

Los medicamentos utilizados pueden abarcar:

 

  • Moduladores inmunitarios para ayudar a controlar el sistema inmunitario, incluyendo interferones (Avonex, Betaseron o Rebif), anticuerpos monoclonales (Tysabri) y acetato de glatirámero (Copaxone).
  • Esteroides para disminuir la severidad de los ataques en caso de presentarse.
  • Medicamentos para reducir los espasmos musculares, como Lioresal (Baclofen), tizanidina (Zanaflex) o una benzodiazepina
  • Medicamentos colinérgicos para disminuir los problemas urinarios.
  • Antidepresivos para los síntomas del estado de ánimo y comportamiento.
  • Amantadina para la fatiga.

La fisioterapia, la terapia del lenguaje, la terapia ocupacional y los grupos de apoyo también pueden ayudar a mejorar el pronóstico de la persona, reducir la depresión, optimizar su funcionamiento y mejorar la capacidad para manejar el trastorno.

 

Un programa de ejercicio planificado a comienzos del trastorno puede ayudar a mantener el tono muscular.

 

Se recomienda un estilo de vida saludable con una buena nutrición general. Asimismo, el reposo y la relajación adecuados pueden ayudar a mantener los niveles de energía. Se debe tratar de evitar la fatiga, el estrés, las temperaturas extremas y la enfermedad para reducir los factores que pueden desencadenar un ataque de esclerosis múltiple.

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